miércoles, 14 de diciembre de 2011

GENERAL: Goles que pueden dañar el cerebro

Curioso estudio sobre la influencia de los cabezazos en la salud del cerebro.



Fue la jugada maestra de Valera en el partido del Getafe contra el Barça este sábado. El gol de cabeza que metió en el minuto 66 le dio un triunfo a su equipo y le ha complicado la Liga a los azulgranas. Sin embargo, esta jugada 'perfecta' puede presentar algunos riesgos para el jugador, según advierte un estudio, presentado en el Congreso anual de la Sociedad Radiológica de Norte América. Parece ser que este tipo de movimientos en los que la cabeza golpea el balón podrían ocasionar daños cerebrales similares a los que presentan los pacientes con lesiones cerebrales traumáticas.
Bien para pasarle el balón a un compañero, para despejar o rematar, lo cierto es que los jugadores usan a menudo esta parte de su cuerpo y, de hecho, forma parte de los programas de entrenamiento. "No es que el simple contacto de la cabeza con el balón suponga un impacto suficiente como para que produzca lesiones cerebrales, pero la repetición de estos golpes podría provocar con el tiempo una degeneración de las células", afirma Michael Lipton, médico y director del centro de investigación de Resonancia Magnética Gruss, en la facultad de medicina Albert Einstein.
"Esto ya se había visto en el boxeo, donde la magnitud de los impactos son mucho mayores que el que puede tener un balón de fútbol", comenta Pedro Manonelles, presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE). Un estudio publicado en 'The New England Journal of Medicine' en 2010 aseguraba que las lesiones cerebrales que se producen golpe tras golpe en el boxeo son similares a las que caracterizan a la enfermedad de Alzheimer. Con el tiempo, "pueden desarrollar deterioro en la función cognitiva, el equilibrio y la marcha", añade el médico español.
En el caso del fútbol, agrega Manonelles, no hay ningún trabajo que certifique las conclusiones de este estudio, que es experimental y, de momento, "sólo se ha presentado en un congreso". "Teóricamente, cualquier contusión cerebral puede producir daños y, además del impacto, la frecuencia es un factor de riesgo. Posible es, pero no muy alarmante. Hay millones de practicantes en el mundo y no tenemos constancia de que haya secuelas de este tipo, así como sí tenemos evidencia de que las hay en el boxeo".
Para comprobarlo, un grupo de expertos liderado por Lipton examinó a 32 jugadores de fútbol amateur (con una media de 30 años de edad) que practicaban este deporte desde que eran niños. Los investigadores hicieron una estimación sobre la frecuencia con la que cada participante había golpeado al balón con la cabeza en el transcurso de un año. A través de una técnica avanzada de resonancia magnética, se pudieron observar y comparar las imágenes cerebrales de los jugadores. Esta prueba "permite ver cambios microscópicos en la materia blanca del cerebro, compuesta por millones de fibras nerviosas llamadas axones, encargados de comunicar las distintas regiones cerebrales". Además, "la técnica (Diffusion Tensor Imaging) refleja cómo las moléculas de agua se mueven dentro de los axones (mediante una medida conocida como anisotropía fraccional). En la materia blanca sana, el movimiento es uniforme y la anisotropía fraccional alta", argumentan los responsables del estudio.
Tras realizar las resonancias magnéticas, se compararon las de aquellos participantes que habían hecho menos 'pases' con la cabeza con las de quienes practicaron esta estrategia con más frecuencia, para identificar las áreas donde había más diferencias. "Nos dimos cuenta de que la anisotropía fraccional era más baja de lo normal en los jugadores que más 'toques' daban con la cabeza", concluyen los investigadores. "Había diferencias significativas en cinco regiones cerebrales, relacionadas con la atención, la memoria, la función ejecutora y la visual; daños parecidos a los que ocurren en pacientes con lesiones cerebrales traumáticas (de accidentes de tráfico o laborales)".
Según los resultados, existe un umbral a partir del cual los investigadores observaron que el riesgo de daño cerebral era mayor. La cifra es, aproximadamente entre los 1.000 y 1.500 pases de cabeza por año. En realidad, los futbolistas no golpean tantas veces", apostilla Manonelles.
Por su parte, los expertos estadounidenses animan a realizar más investigación al respecto para proteger a los jugadores de fútbol, ya que este es el deporte más popular de todo el mundo y los niños lo practican.

4º ESO BYG y GENERAL: Cambios de hábitos de vida para combatir el cáncer

Es muy sencillo, leedlo, es muy interesante.

El 42,7% de los casos de cáncer se podrían prevenir con cambios en el estilo de vida, según un estudio publicado esta semana en 'British Journal of Cancer'. Recetas tan simples como dejar de fumar, hacer ejercicio, beber menos o comer más vegetales y frutas servirían para reducir aproxidamente en 134.185 los diagnósticos de cáncer en un año en el Reino Unido, de acuerdo con en análisis auspiciado por el Cancer Research UK.
"Mucha gente cree que el cáncer se debe a factores genéticos o del "destino", y que es cuestión de suerte el contraerlo o no contraerlo", declara a 'The Guardian' el epidemiólogo Max Parkin, de la Universidad de Londres. "Mirando a la evidencia, parece claro que al menos el 40% de los cánceres son causados por cosas que tenemos el poder de cambiar".
El estudio atribuye al tabaquismo el 19,4% de los casos diagnosticados en el 2010 diez en Gran Bretaña (60.837). El segundo factor es la obesidad, que está detrás del 5,5% de los diagnósticos (17.294). La insuficiencia de frutas y verduras en la dieta (4,7%), el exceso de carne (2,5%) y de sal (1%) y la falta de fibra (1,5%) sitúan a los hábitos alimenticios como un elemento clave para combatir el cáncer.
Beber demasiado alcohol es la causa directa del 4% de los diagnósticos del último año. Los hábitos de trabajo, normalmente asociados al sedentarismo, están también detrás de 11.097 casos (3,7%), mientras que a la falta de ejercicio físico se le atribuye directamente el 1%. La sobrexposición a los rayos solares (3,5%) guarda una relación muy directa en los casos de cáncer de piel.

El sexo sí importa

El estudio demuestra también una curiosa disparidad este hombres y mujeres. De hecho, el estilo de vida es el causante de casi la mitad de casos masculinos (45%), mientras que la proporción baja al 40% entre la población femenina.
La dieta, y en particular la falta de verduras, incide por ejemplo más en ellos (6,1%) que en ellas (3,4%). El alcohol castiga también proporcionalmente más a los hombres, al igual de que el tabaco (23% frente a 15%).
Entre las mujeres, la obesidad ha demostrado ser un factor mayor de riesgo (6,9% frente al 4,1%), con una incidencia especial después de la menopausia y en los cánceres de mama, a los que también contribuye lo suyo (0,9%) la decisión de no dar el pecho a los hijos.
"Llevamos mucho tiempo insistiendo en la necesidad de introducir hábitos más saludables de vida para prevenir el cáncer, pero está claro que el mensaje no está llegando a un número suficiente de personas", advierte Cliarán Devane, al frente de Macmillan Cancer Support. "Nadie elige tener cáncer y sería erróneo culpar a los pacientes por tomar decisiones equivocadas en su estilo de vida... Pero tiene que haber necesariamente un cambio cultural, para que la gente entienda la importancia de factores como el ejercicio físico y una dieta sana".

LECTURAS RECOMENDADAS:"El último niño del bosque" y "El principio de la Naturaleza" de Richard Louv

Aquí os presento una pequeña entrevista al autor de estos dos libros en los que se ensalza la nacesidad del contacto con la naturaleza para un desarrollo pleno de la persona. Si teneis ganas, haceros con alguno de ellos (buscar por internet) Y DISFRUTARLOS.

La naturaleza es nutritiva

11DIC 2011 18:29

Foto: Isaac Hernández
“El último niño en el bosque” es uno de los libros que más me han marcado en mi vida de adulto. Como padre de tres niños, nacidos y criados en el duro asfalto, la falta de naturaleza en sus vidas empezaba a ser casi una obsesión. Por eso me caló tan hondo la obra de Richard Louv, que arrancaba con una pregunta ingenua y demoledora, formulada en voz alta por su hijo Matthew...
“Y dime papá, ¿por qué lo pasábais mejor vosotros cuando eráis niños?”.
Richard Louv tiró de los recuerdos de aquella infancia perdida: de las casas en los árboles y las cabañas en el bosque, de los escondites entre espigas y las rodillas magulladas y manchadas de barro. Comparó su experiencia con la de los niños de la “generación Nintendo”, del coche a las actividades extraescolares, de las vídeoconsolas a los mensajes de texto...
No tardó en llegar a la conclusión de que nuestra infancia fue no sólo más aventurera y divertida, sino también más sana. La obesidad, la depresión o la hierpactividad cada vez más comunes entre los niños son, a su entender, síntomas del “déficit de atención de la naturaleza” (rebautizado por nuestras tierras como “síndrome de Heidi”).
“No se trata de una nueva enfermedad que se pueda tratar con medicamentos, sino de un trastorno social”, nos explica Louv. “Estamos hablando esencialmente de las mismas dolencias que aquejan a los animales cuando les sacas de su habitat natural y los encierras en un zoo o en un laboratorio. Tan sólo existe una cura posible: la vitamina N, de Naturaleza”.
“El último niño en el bosque” ha creado todo un movimiento de vuelta a la naturaleza, encabezado por la red Children and Nature Network. Los Nature Family Clubs brotan por doquier, y en la escuelas surgen programas como No Child Left Indoors, para garantizar que los chavales gozan de suficientes horas al aire libre. Los huertos escolares se propagan como esporas en ciudades como Nueva York, y en Escocia y el Reino Unidos empiezan a popularizarse las guarderías en el bosque. La corriente llega también ahora a España de la mano de Heike Freire, autora de “Educar en verde”.
“Lo que propongo no es un regreso nostálgico a una infancia que ya no existe”, volvemos con Richard Louv. “Yo no me considero un padre anti-tecnológico, pero está claro que hace falta un equilibrio... Cuanta más tecnología incorporamos a nuestras vidas, más necesario es el contacto con la naturaleza, precisamente para compensar nuestra exposición a entornos artificiales”.
“Para estimular en los niños la “biofilia”, el amor a los seres vivos, es imprencindible que tengan experiencias a edades bien tempranas”, sostiene el autor de “El último niño en el bosque”. “Hoy en día, como consecuencia del deficit de naturaleza, muchos niños experimentan lo contrario: “biofobia”, el miedo a los entornos naturales... La siguiente generación tiene ante sí un reto que va más allá de la sostenibilidad; los niños van a tener que ser capaces de “crear naturaleza” en el futuro y de reinventar, por ejemplo, el modo en que vive la mitad del planeta en las ciudades. Y eso sólo será posible si aprenden a conocer y a amar la naturaleza”.

El último y reciente libro de Richard Louv, “El Principio de la Naturaleza”, responde ahora a otra pregunta inquietante, formulada esta vez por una mujer entrada en años: “Usted habla tanto de los niños, pero mírenos a nosotros ¿Acaso los adultos no padecemos también el déficit de naturaleza””.
Louv insiste en su libro en las profundas contradicciones de la civilización occidental, y en cómo nos afectan a los niños y a los menos niños: “En esta sociedad que hemos creado, cualquiera diría que para ser adultos hay que dejar atrás la naturaleza. No nos damos cuenta de lo mucho que necesitamos los entornos naturales en nuestra actividad diaria. Me gustaría ver en marcha un movimiento, similar al que existe ya entre los educadores y los padres, para traer la naturaleza a los barrios, a los hogares y a los lugares de trabajo. Somos mucho más producitvos y creativos cuando estamos en nuestro habitat. La naturaleza es nutritiva...”.

GENERAL: Las matemáticas no tienen sexo

El mayor estudio realizado hasta el momento, a nivel internacional, con datos sobre la enseñanza de las Matemáticas desde la escuela, ha tirado por tierra uno de los grandes mitos educativos, que consistía en que las mujeres tienen una menor predisposición hacia obtener grandes logros con los números que el sexo masculino debido a una diferencia biológica.
Los investigadores, según publican en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS) han probado estas hipótesis con datos de 86 países y no han encontrado que se sustenten con una base científica, como asegura Janet Mertz, una de las firmantes del trabajo, de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Lo que ha encontrado son factores sociales y culturales que influyen en las diferencias entre sexos que se aprecian, pero no físicas.
El 'mito' en torno a las posibles diferencias biológicas tomó alas en 2005, al ser argumentado, en 2005, por Lawrence Summers, entonces rector de la Universidad de Harvard. Así justificó la escasez de grandes matemáticos entre las mujeres.
Con los datos internacionales, los autores de Wisconsin observaron que la mayor presencia masculina en grandes logros relacionados con las Matemáticas no están presentes en algunos países y en otros tienen bajas notas, por lo que se relaciona más con la cultura que con factores fisiológicos.
Los datos proceden de un estudio realizado en 2007 y otro en 2009, ambos de carácter internacional. "Durante muchos años se han hecho investigaciones sobre este tema sin contar con los países no occidentales que ahora si se han incluido, ofreciendo un panorama más intercultural", explica Mertz.

Mujeres, fuera del sistema

También se echa por tierra el trabajo de Steven Levitt, que sugirió que la cultura musulmana, donde los alumnos se separan por sexos, beneficiaba el aprendizaje de las chicas. "Las muchachas que viven en algunos países de Oriente Medio, tales como Bahrein y Omán, no sacan buenas notas, pero los resultados de los chicos son aún peores, por lo que no tiene que ver el hecho de estudiar en clases de un solo género", argumentan los autores.
Más bien, señalan que los alumnos de Bahréin sacan calificaciones malas porque acuden a escuelas religiosas cuyos planes de estudios incluyen pocas clases de Matemáticas. Además, muchas chicas acaban dejando la escuela, por lo que la cifra de las que acuden no es representativa de toda la población. "Por ello, pensamos que es más razonable atribuir diferencias en funcionamiento de las matemáticas sobre todo a los factores sociales específicos de cada país", señala Kane.
Para la situación de varones y mujeres en cada país, los autores confiaron en un índice estadístico de géneros que los compara en función de renta, educación, salud y participación política. La conclusión es que los logros en las matemáticas son iguales en los países donde hay más igualdad entre ambos sexos.
Incluso entre los países ricos, los logros son más similares en aquellos donde la participación y el sueldo de las mujeres es más equitativo. "Tiene sentido que cuando las mujeres son instruidas y ganan un buen sueldo, salgan ganando sus hijos a la hora de hacer cálculos matemáticos, al margen de su sexo", agrega Mertz.
Los resultados de este trabajo no apoyan la propuesta de crear clases de matemáticas separadas por sexos, como se ha planteado en algunos foros. En su lugar, Mertz y Kane recomiendan aumentar del número de profesores de Matemáticas en las escuelas, y a la vez disminuir el de niños que viven en la pobreza. "Estos cambios sí ayudarían a que todos los niños tuvieran una oportunidad de tener éxito", argumenta Mertz.